Se trata de un subgénero de la literatura narrativa, cuyo cometido es fundamentalmente pedagógico: ilustrar mediante situaciones imaginarias las costumbres, vicios o virtudes de una región humana específica o, incluso, de toda la humanidad.Esto se lleva a cabo con intenciones formativas en la ética, la tradición o la moral, por lo que el destinatario usual de una fábula son los niños.
El ser humano es constitutivamente libre y tiene que hacerse a sí mismo, darse una personalidad o segunda naturaleza. Y por ello decimos que el ser humano es constitutivamente moral. No puede ser "no moral", no puede ser "a-moral". A esta dimensión de la moral la llamamos, con Zubiri y Aranguren, moral como estructura.